¿Qué es un ataque de pánico?

Una sensación de amenaza inminente que no encuentra un afuera donde apoyarse. El cuerpo se acelera, el aire no alcanza, todo parece demasiado. La escena es conocida: taquicardia, mareo, temblor, presión en el pecho, la impresión de que algo fatal va a suceder. Pero no hay peligro a la vista.

No se sabe por qué llegó, ni cuándo se irá. A veces dura unos minutos, pero esos minutos parecen no tener tiempo. Lo que se presenta no responde a un motivo, y sin embargo toma cuerpo, irrumpe, desborda.

Muchas veces, quien lo atraviesa siente que pierde el control o que se está volviendo loco. Puede ser la primera vez, o puede repetirse. El temor no es solo al episodio, sino a su regreso, a la imposibilidad de preverlo, a lo que pone en crisis. Hay un antes y un después. El ataque de pánico interrumpe, corta la rutina, a veces incluso en el momento más inesperado.

No se trata de miedo a algo concreto. No hay objeto. Y eso lo vuelve más difícil de nombrar. Pero no por eso deja de sentirse, de sacudir, de exigir alguna respuesta.

Desde el psicoanálisis no lo pensamos como un trastorno que hay que suprimir, sino como una manifestación que merece ser leída. Una señal que puede decir algo, si se la aloja.

En nuestro blog hay otro texto que se detiene especialmente en este punto. Si querés ampliar este recorrido y su abordaje por la terapia online con orientación psicoanalítica, te invitamos a leer el post: “Sobre el pánico”.

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