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Desnudez

  • Foto del escritor: PsicologosOnlineArgentina
    PsicologosOnlineArgentina
  • 5 jun
  • 5 Min. de lectura

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¿Qué surge cuando se cae el velo? En este breve pero profundo libro editado por Adriana Hidalgo Editora, Giorgio Agamben se propone pensar lo que revela —y lo que esconde— la desnudez. Pero no solo en su sentido físico o estético, sino en su potencia filosófica: la desnudez como figura de lo expuesto, lo vulnerable, lo que no tiene defensa ni cobertura simbólica. Desde las imágenes del Edén hasta el arte contemporáneo, Agamben recorre con sensibilidad y precisión cómo el cuerpo ha sido interpretado, velado y mostrado a lo largo de la historia.


El título Desnudez funciona entonces como una metáfora potente: no se trata simplemente de quitar un velo para encontrar una verdad pura debajo, sino de comprender qué aparece en el acto mismo de despojar. La caída del velo no revela algo esencial, sino algo más inquietante y verdadero: lo que surge cuando ya no tenemos certezas, imágenes o palabras que nos resguarden.


Uno de los hilos más sugerentes que recorre este libro es la lectura que Agamben hace del relato bíblico del Génesis. Allí, en lugar de aceptar sin más la idea de que Adán y Eva, antes del pecado, estaban protegidos por una “vestidura de gracia” que les impedía ver su desnudez, Agamben señala con precisión que eso no está dicho en el texto. Lo único que afirma la Biblia es que estaban desnudos y no sentían vergüenza. A partir de esta diferencia mínima, pero decisiva, el autor despliega una arqueología crítica del dispositivo que produjo la escisión entre desnudez y vestido, entre naturaleza y gracia. Lo hace no para buscar una supuesta verdad esencial anterior a la división —como si el “antes” fuera más puro o auténtico—, sino para mostrar cómo esa separación fue construida históricamente, con efectos duraderos sobre nuestra manera de pensar el cuerpo, el pudor, la inocencia y la exposición. En este sentido, Agamben no propone una vuelta a un origen idealizado, sino una lectura que permite desactivar la fuerza del dispositivo que aún regula nuestra mirada. Lo que ofrece es la posibilidad de una nueva relación con lo que se muestra, sin caer en la lógica del pecado, el ocultamiento o la vergüenza.


Lo que Agamben propone en este libro no es solo una reflexión filosófica abstracta. Es una invitación a mirar lo cotidiano desde otro ángulo. La desnudez, en su planteo, no revela una esencia pura ni una verdad final, sino algo verdadero: eso que se nos escapa cuando ya no tenemos defensas, cuando se cae lo que usábamos para cubrirnos —una imagen, una certeza, una explicación. Esa caída del velo puede ocurrir en una experiencia íntima o incluso en una conversación. Y lo que aparece allí no es necesariamente cómodo, pero sí verdadero. Desnudez nos recuerda que hay momentos en los que no se trata de saber más, sino de mirar con otros ojos lo que surge cuando ya no podemos sostener las apariencias.


Por eso, aunque se inscriba en el campo del pensamiento filosófico, este libro no está dirigido sólo a especialistas ni a lectores académicos. Es una lectura sugerente también para quienes trabajan con la palabra, el cuerpo y el malestar como nosotros como psicólogo o psicóloga online, terapeutas, psicoanalistas. Especialmente para quienes, en la práctica clínica actual —como la psicología online—, se encuentran con momentos en que el discurso del paciente se interrumpe, vacila, o deja entrever algo que no estaba previsto. Ya que en cada sesión de terapia en linea hay momentos donde cae un relato habitual y aparece algo que no estaba previsto. Un gesto, un silencio, una contradicción pueden dar paso a una forma de verdad que no es dicha, pero sí revelada. Ese instante de “desnudez” subjetiva no es un desvío: muchas veces, es el centro mismo del proceso terapéutico.


Otro eje que atraviesa el libro —y que lo vuelve especialmente sugerente— es la cuestión de la mirada. Agamben retoma antiguos debates teológicos y filosóficos para mostrar cómo, desde hace siglos, la desnudez ha sido pensada como algo que debe cubrirse porque provoca vergüenza, deseo o transgresión. Pero ¿qué es lo que realmente incomoda cuando algo o alguien se muestra sin velo? ¿Qué despierta en quien mira? El autor no responde con moralismos, sino que revela cómo la cultura ha intentado regular no solo el cuerpo desnudo, sino la relación entre ver y ser visto, entre mostrarse y ocultarse. Este punto toca tanto a la experiencia íntima como a la terapia virtual con el psicoanalista online: en el espacio de una consulta, muchas veces el pudor no es solo corporal, sino simbólico. Hay zonas del discurso que el paciente esquiva, verdades que no se muestran del todo, silencios que resguardan algo difícil de decir. Desnudez permite pensar cómo se juega esa tensión entre lo que se expone y lo que se protege, no para forzar su revelación, sino para saber acompañar, desde la palabra o desde la escucha, el proceso en que cada quien puede verse o escucharse.


Desnudez funciona entonces como una metáfora potente: no se trata simplemente de quitar un velo para encontrar debajo una verdad pura, intacta o esencial. Agamben se distancia de esa idea. Lo que le interesa no es lo que el velo cubre, sino lo que se produce en el gesto mismo de su caída. Cuando cae el velo, lo que se revela no es una esencia oculta, sino algo más incierto y más real: la exposición del sujeto en su fragilidad, en su incompletud, en su desamparo. Se revela que no hay un fondo estable que nos sostenga, sino formas provisorias que se quiebran; se revela el carácter construido de aquello que creíamos natural; se revela, incluso, la dependencia que tenemos de los signos, los discursos y las imágenes que nos daban sentido. Lo verdadero que se muestra no es absoluto ni definitivo, pero sí es aquello que emerge cuando las representaciones que nos protegían ya no alcanzan. Y ese instante —entre la caída de lo conocido y la aparición de lo incierto— es el que Agamben nos invita a pensar: no para llenar el vacío, sino para habitarlo de otra manera.


En ese sentido, Desnudez es también una herramienta sutil para afinar la mirada y la oreja sobre lo humano: sus quiebres, sus gestos, sus formas de aparecer ahí donde los velos caen. Y desde allí, también una guía para escuchar ya que nos recuerda que no todo se juega en lo explícito, que lo más importante a veces aparece cuando dejamos de sostener las formas esperadas. Desnudez no da respuestas fáciles, pero deja abierta una posibilidad: la de mirar con otros ojos eso que queda cuando ya no podemos ocultarnos. Y desde allí, empezar a escuchar.





Reseña del libro por Psicólogos Online Argentina


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