Historia y Trauma, La locura de las guerras de Françoise Davoine y Jean-Max Gaudillière editado por el Fondo de Cultura Económica ofrece una reflexión sobre el trauma que trasciende el ámbito de la experiencia individual, abordándolo desde una perspectiva histórica y colectiva. Este enfoque innovador, profundamente enraizado en el psicoanálisis lacaniano, invita a comprender el trauma como un fenómeno que no solo afecta al individuo, sino que también reverbera a través de generaciones, inscribiéndose en el tejido social y familiar. Para psicólogos argentinos que trabajamos en linea y profesionales de la terapia y la psicología en general, el libro se convierte en una obra fundamental para repensar el impacto de eventos traumáticos en la constitución subjetiva y en la transmisión intergeneracional del dolor.
Uno de los aportes teóricos más destacados de esta obra es la idea de que el trauma posee una narrativa propia que, en muchos casos, queda excluida del discurso social e institucional. Davoine y Gaudillière argumentan que el trauma es “histórico” en el sentido de que su origen está profundamente ligado a experiencias colectivas de pérdida, sufrimiento o catástrofe que, al no encontrar un marco adecuado para ser procesadas, permanecen en el inconsciente colectivo. Este trauma, “encarnado” y silenciado, se manifiesta en los síntomas de los pacientes de forma fragmentada y muchas veces inexplicable, emergiendo en la transferencia analítica como una forma de expresar un pasado que no ha sido reconocido.
La obra también se distingue por su enfoque en el concepto de “linaje” y la transmisión de traumas. Para los autores, el trauma puede ser heredado, pasando de generación en generación, no como una simple memoria, sino como un conocimiento forcluido, es decir, “expulsado” de la conciencia pero que continúa existiendo en el cuerpo y en los afectos. Esto se vuelve evidente en la práctica clínica cuando pacientes presentan síntomas que parecen remitir a experiencias traumáticas que no vivieron directamente, sino que están inscritos en la historia familiar. En este punto, Davoine y Gaudillière ofrecen una visión donde el inconsciente se convierte en un archivo de estas historias de sufrimiento, invitando a los psicólogos y terapeutas a leer los síntomas como ecos de esos traumas olvidados.
Otra idea clave de la obra es que el trabajo analítico con el trauma no implica “curar” en el sentido tradicional, sino dar espacio para que el trauma hable. Aquí, los autores introducen el concepto del “trauma como un sujeto” que busca un testigo. Según Davoine, el trauma exige ser “escuchado” desde el lugar donde el discurso tradicional fracasa, generando lo que se llama un “campo de transferencia traumática.” Este campo establece una relación analítica particular en la cual el analista debe ser capaz de soportar la carga de ese “real” que el paciente trae consigo. Es aquí donde el analista puede convertirse en un “testigo” que permite al trauma articularse, ofreciendo al paciente un espacio seguro y “sagrado” para revivir y procesar lo indecible. Davoine y Gaudillière sostienen que esta escucha del trauma desde la posición psicoanalítica permite que lo que ha sido silenciado adquiera un lugar simbólico en el presente, facilitando la creación de un nuevo lazo social.
Un elemento innovador de Historia y Trauma es la vinculación entre el trauma y el discurso analítico, al que los autores consideran el único marco en el que el trauma puede encontrar un testimonio adecuado. Para Davoine y Gaudillière, el trauma no es solo una experiencia de sufrimiento, sino una “fractura” en el tiempo que se revela en un presente eterno. Este “presente sin palabras”, donde el tiempo se detiene y las experiencias de catástrofe se repiten cíclicamente, desafía las estructuras tradicionales de la narrativa y exige una nueva forma de trabajo clínico. El discurso analítico permite que el trauma “hable al trauma” en una especie de resonancia donde el propio trauma del analista puede servir de “espejo” para el trauma del paciente, estableciendo un lazo transferencial que rompe con la repetición estéril del sufrimiento y abre posibilidades de simbolización.
Historia y Trauma es, en definitiva, una obra que desafía los límites de la psicología y el psicoanálisis, invitando a los terapeutas a acercarse al trauma con una sensibilidad que va más allá del diagnóstico. En un contexto donde muchos pacientes buscan entender sus sufrimientos actuales, que a menudo parecen inexplicables, Davoine y Gaudillière ofrecen un marco teórico y clínico para reconocer y escuchar esos fragmentos de historia que buscan desesperadamente un espacio donde ser articulados. Para los psicólogos argentinos, este libro se convierte en una herramienta invaluable, permitiéndoles integrar el análisis histórico con la práctica clínica, ampliando así su comprensión del impacto del trauma en la subjetividad humana y en las generaciones venideras.
Reseña del libro por Psicólogos Online Argentina
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