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Los gritos del cuerpo

  • Foto del escritor: PsicologosOnlineArgentina
    PsicologosOnlineArgentina
  • 7 nov
  • 5 Min. de lectura

Actualizado: 8 nov


“Portada del libro Los gritos del cuerpo de Juan-David Nasio, reseña escrita por psicólogos argentinos sobre el dolor, el cuerpo y la palabra en la terapia online y el psicoanálisis en línea.”

Psicoanalista, médico y escritor, Juan-David Nasio nació en Rosario y se formó en París bajo la enseñanza de Jacques Lacan, de quien fue traductor y difusor. A lo largo de su trayectoria, se convirtió en una de las voces más reconocidas entre los psicólogos argentinos que llevaron el psicoanálisis online y presencial a un público amplio. En Los gritos del cuerpo, publicado por Paidós, continúa ese recorrido desde un lugar más íntimo: el del dolor como lenguaje, como acontecimiento que irrumpe cuando el sujeto ya no puede decir con palabras lo que le pasa.


El cuerpo habla. No con frases, ni con gestos calculados, sino con una gramática muda, con un grito que no siempre se escucha pero que marca. Eso es lo que Nasio propone explorar: la dimensión sensible del cuerpo que sufre, su modo de expresarse cuando el lenguaje no alcanza. Los gritos del cuerpo es, ante todo, un libro sobre esa frontera —la que separa y une el cuerpo y la palabra, la carne y el sentido—. Allí donde el discurso tropieza, el cuerpo grita.


Desde las primeras páginas, Nasio instala una pregunta que atraviesa todo el libro: ¿qué dice un cuerpo cuando duele? Y sobre todo, ¿a quién se dirige ese dolor? No se trata de un manual médico ni de un tratado académico sobre el síntoma, sino de una reflexión humana y psicoanalítica sobre lo que el dolor hace en nosotros. Cada ejemplo clínico, cada escena, está escrita con la delicadeza de quien sabe que el sufrimiento necesita ser escuchado.


El autor describe distintos tipos de dolor —físico, psíquico, moral— y muestra que ninguno es puramente corporal o puramente mental. Hay dolores que vienen del cuerpo y se viven como si fueran del alma, y otros que nacen de la pérdida, de la angustia, y se sienten como punzadas reales. Nasio llama la atención sobre esa confusión aparente para afirmar que en realidad se trata de una continuidad: “el cuerpo y el alma como lo psiquico no se oponen; el alma es el cuerpo que piensa su dolor”.


En esa línea, el libro avanza como un recorrido por las distintas formas que adopta el sufrimiento. No hay aquí una jerarquía entre enfermedades del cuerpo y del espíritu. Hay historias donde el cuerpo se vuelve escenario de algo que no encuentra otro modo de decirse. Un eczema que no se cura, una migraña que vuelve siempre, una contractura que se repite… Nasio invita a mirar esas señales muchas veces no como simples fallas fisiológicas, sino como expresiones de un exceso, de algo que no pudo ser simbolizado.


Nasio escribe desde una escucha que busca dignificar el dolor. No se trata de eliminarlo ni de romantizarlo, sino de reconocerlo como un acto de existencia. En ocasiones “Cuando el cuerpo grita”, dice, “es porque hay un sujeto que insiste en ser oído”. Y esa afirmación cambia por completo la perspectiva: ya no se trata de callar el dolor, sino de comprender qué intenta decirnos.


A lo largo del libro, el autor combina escenas clínicas con reflexiones personales. Cada relato se convierte en una pregunta sobre nuestra relación con el cuerpo: ¿lo habitamos, lo soportamos, lo ignoramos? ¿Qué hacemos con ese “otro” que somos nosotros mismos cuando algo duele?


Nasio sostiene que el dolor no es solo una señal de alarma, sino también una forma de identidad. Muchas veces “Somos nuestro dolor”, escribe, no en el sentido de quedar atrapados en él, sino porque en el sufrimiento se revela algo esencial: lo que nos importa, lo que nos afecta, lo que nos hace sentir vivos. Desde esa perspectiva, el dolor deja de ser enemigo y se vuelve un interlocutor. Uno que, por difícil que sea, nos recuerda que seguimos aquí. El sufrimiento necesita ser alojado. Cuando no encuentra palabra, se encarna. El cuerpo, dice Nasio, “se convierte en un mensajero que ya no puede callar”.


Lo notable es cómo el autor logra sostener una posición de respeto frente a ese dolor. No busca interpretarlo con violencia, ni imponerle un sentido. Lo acompaña. Y en esa actitud está quizá lo más valioso del libro: la propuesta de una escucha que no apura al otro, que no pretende resolver, sino sostener. Porque cuando el dolor grita, lo que necesita no es una respuesta inmediata, sino un lugar donde su voz no se pierda.


En el centro del texto, Nasio introduce una idea potente: muchas veces el dolor es un modo de amar. Puede sonar paradójico, pero en su planteo tiene una lógica profunda. El dolor aparece allí donde algo o alguien nos importa, donde hay un lazo que nos une. Incluso el dolor más íntimo —ese que no tiene objeto visible— guarda una huella de amor. “Solo se sufre por lo que se ama”, dice. Y a partir de ahí el cuerpo deja de ser un mero órgano que falla para volverse un testigo del lazo con el mundo.


Esa escucha es la que nos orienta como psicólogos online que, desde la terapia a distancia o la terapia online, acompañamos a quienes no pueden poner en palabras su malestar, ayudando a que ese grito del cuerpo encuentre un lugar donde resonar.


En ese reconocimiento está la fuerza del libro: no se lee desde la distancia, se lee desde el cuerpo.


Hacia el final, el autor introduce una distinción entre el dolor que destruye y el dolor que transforma. El primero paraliza, encierra, endurece. El segundo, aunque duela igual, abre un camino. Ese pasaje de la pasividad a la transformación no depende de la voluntad, sino del modo en que ese dolor es acompañado. De allí la importancia del otro, de la palabra, de la escucha. “Un dolor escuchado ya no es el mismo”, escribe. Esa frase podría ser el corazón del libro. Es lo que nos encontramos como psicóloga argentina o psicólogo argentino en las terapia en linea que hacen a nuestra experiencia como psicólogos online.


Tal vez por eso Los gritos del cuerpo se lea también como un manifiesto sobre la sensibilidad: una invitación a no endurecerse frente al sufrimiento. Nasio logra algo poco común: transporta el dolor en un asunto que conecta con el lazo y, en cierto modo, un espacio de ternura.




Nasio logra hablar del dolor sin solemnidad ni consuelo fácil, con una lucidez que atraviesa lo clínico y llega a lo humano. Porque nos recuerda que el cuerpo no solo sufre, también habla. Y porque, tanto para quienes buscan una terapia online o se interesan por el psicoanálisis en línea, este libro abre un modo de pensar el sufrimiento que invita a una escucha más humana, más presente y más real —como la que cada día practican los psicólogos argentinos y los psicólogos online que apuestan a seguir escuchando los gritos del cuerpo.




Reseña del libro por Psicólogos Online Argentina


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