Para ubicar lo que comúnmente se llama "relaciones tóxicas", comenzaremos con una definición: es una relación en la que el sujeto queda pegado al otro. Como psicólogos argentinos en línea, escuchamos que en estas relaciones la dificultad radica en soportar los espacios de separación entre uno y otro. Escuchamos cómo no se toleran esos espacios y, en su lugar, aparece la invasión del espacio del otro. “Le revisé el celular”, “no soporto cuando no sé qué está haciendo”, “me dice que me ama pero se va con sus amigas”, “no soporto cuando duerme porque puede soñar con otras mujeres, él solo tiene que soñar conmigo”.
Para abordar lo que popularmente se llaman relaciones tóxicas, trataremos las relaciones no solo de pareja o amistad, sino también con objetos que, jugando con el término, por su uso podrían convertirse en relaciones tóxicas.
Abordaje de la diferencia entre deseo y necesidad
Nos parece que una manera de abordar la "relación tóxica" es ubicando la diferencia entre deseo y necesidad. Son dos conceptos psicoanalíticos orientadores en el trabajo que realizamos como psicólogos argentinos en la terapia a distancia.
La necesidad
A veces, para definir un concepto, es útil contrastarlo con otros; en su relación y diferencia con estos, se puede precisar su lugar. Y el concepto que nos sirve para esto es el de "necesidad". Algo se vuelve necesario cuando no se puede dejar de hacerlo, se convierte en una compulsión. Las adicciones son un ejemplo extremo: la relación del sujeto con un objeto tóxico que no puede dejar de consumir y que termina consumiéndolo. Pero las necesidades están presentes cotidianamente en la vida de todos y están ligadas a cierto modo de relación donde se produce una satisfacción inmediata que procura aliviar el malestar. Pueden ser de lo más variadas; lo que las identifica es cómo el sujeto queda dependiendo del otro o de un objeto, el modo de satisfacción inmediata, lo compulsivo, lo repetitivo y el hecho de que funcionan tratando de atenuar una pena, que puede ser inconsciente. Estas relaciones de dependencia son como la extensión de los chupetes de cada uno, que adoptan las formas más diversas.

El chupete
Esta dependencia puede estar bastante velada y hasta parecer una elección, pero en el fondo es la necesidad de dormirse con el chupete, como lo hacen los bebés. En el llanto del bebé no se trata solamente del hambre, y los padres lo saben; por eso, en sustitución del pecho o la mamadera, le ofrecen el chupete para calmarlo, y parece mágico. Se lo dan y el llanto más terrible se calma inmediatamente; el bebé lo “necesita” para tranquilizarse o dormirse.
Luego viene todo el trabajo para lograr que deje el chupete. En la clínica descubrimos que, aunque aparentemente se haya dejado el chupete hace décadas, en realidad no se lo terminó de abandonar. Se encontraron diferentes sustitutos del chupete, que ya era una sustitución de la relación con el pecho y la madre en esa primera satisfacción. Ejemplos de esto pueden ser la necesidad de ser amado, ser reconocido, porque esa primera satisfacción fue también el encuentro con el amor, las palabras y el cuerpo de la madre. Otras necesidades pueden ser hablar, comer, usar el celular, la satisfacción sexual; como vemos, es de lo más variado. Pero se trata de eso: de la dependencia de una satisfacción que, si no se produce, da paso al malestar.
Confusión entre deseo y necesidad: relación tóxica
Estas son sustituciones que intentan satisfacer una necesidad que no deja de pedir más; se repite el circuito de la necesidad una y otra vez, y este querer más se confunde habitualmente con el deseo cuando solo se trata de la satisfacción de la necesidad. Pero entonces… ¿qué es el deseo? ¿No hay deseo en el amor? ¿En la satisfacción sexual? ¿Solo se trata de la necesidad? Podemos responder desde nuestra experiencia en los tratamientos en la terapia en línea: no siempre. ¿Y de qué depende? De que el espacio entre uno y otro sea soportable. Les recomendamos en este punto el post sobre la ansiedad.
Entonces, ¿cómo se define y diferencia el espacio de la necesidad de el deseo? El espacio de la necesidad no es un espacio que favorezca una elección. Se trata más bien de los mecanismos para aliviar la tensión, atenuar la pena, donde el sujeto queda sujeto a algo que lo alivia, pero a su vez, esa satisfacción lo deja culpable, y esa culpabilidad alimenta el circuito del malestar. Agarrado a su chupete, a su pareja, a sus amigos, a su celular, queda sujeto a eso de lo que no puede desprenderse. Como dijimos antes, popularmente a ese tipo de relación se la llama “relación tóxica”. Como se ve, es un espacio bastante apretado; lo podemos definir como un no-espacio. Ver el post : Siento que no tengo un lugar...
Pegados
Cuando el sujeto queda pegado al objeto de la necesidad, eso probablemente da como resultado una relación tóxica. En el tratamiento en la terapia web, no solo se trata de replantear esa relación, sino que, según nos muestra este recorrido, esa relación podrá ser replanteada si se aborda la historia del consultante con el objeto de la necesidad. No se podría cambiar la relación de pareja sin reconsiderar la relación que tiene ese sujeto con la necesidad, con esos objetos que fueron sustitutos de lo que no se pudo perder.
Otras terapias
Muchas terapias solo intentan "corregir" los comportamientos "tóxicos". Podríamos decir: enseñan a comportarse. Y pueden tener un efecto aparente, pero ese efecto no dura mucho, porque intentan cambiar los comportamientos sin trabajar las causas que llevan a actuar así. En cambio, con el psicoanálisis sabemos que solo es posible un cambio verdadero si se trata la causa de esos comportamientos.
Separación: uno y otro
Retomando, la necesidad insiste ahí donde algo no pudo perderse. Un duelo no fue posible, y el sujeto queda pegado al otro o a un objeto. En la terapia con el psicólogo en línea o la psicóloga en línea, se trata de ubicar en su historia cómo se fue produciendo ese apego que no permitió lo que hoy se llama espacio personal, propiciando desprendimientos que dan lugar a lo que antes nombramos como el espacio soportable entre uno y otro. Y en este punto podemos aproximarnos a la definición del deseo.
El espacio del deseo
El deseo tiene lugar justamente cuando hay un desprendimiento posible de eso a lo que se estaba pegado, una pérdida que inaugura una nueva forma de relación donde el espacio entre uno y otro es soportable. Si se cuenta con ese soporte, ya no es necesario aferrarse a nada ni a nadie. Ya no se "necesita" al otro. No es necesario entregarse al otro para que el otro se quede con uno. En lugar de lo pegado, se produce el espacio del deseo. Antes nos preguntábamos si en el amor o en la satisfacción sexual solo se trataba de la necesidad, y dijimos: no siempre, y aclaramos algo más, que dependía de que el espacio entre uno y otro sea soportable. Este tema también lo abordamos en el post de este blog: ¿Qué es la relación sexual? Les recomendamos su lectura.
Conclusiones
Entonces, la cuestión es si ese amor, o esa relación sexual, o lo que se pueda querer se ubica en el no-espacio de la necesidad o en el espacio del deseo. Con el concepto del deseo con el que trabajamos, no se trata del deseo por x cosa, como se puede perseguir una zanahoria, sino que definimos al deseo como el espacio que se produce por lo que se desprende de la necesidad. No es lo mismo amar contando con el espacio del deseo que amar sin soportar la separación entre uno y otro.
Podemos decir que una relación será tóxica o no dependiendo de si se cuenta o no con ese espacio del deseo. Contar con el espacio del deseo permite soportar las diferencias y dar lugar a las elecciones de cada uno. Eso hace a una nueva forma de lazo que pasa por el respeto por el espacio del deseo.
Redactado por los profesionales de Psicólogos Online Argentina
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