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Letra por letra. Traducir, transcribir, transliterar

  • Foto del escritor: PsicologosOnlineArgentina
    PsicologosOnlineArgentina
  • hace 5 días
  • 4 Min. de lectura

tapa de libro lisa. sobre la terapia psicoanalítica y el trabajo del psicologo

Presentar este libro de Jean Allouch es una invitación a detenerse en una pregunta que muchas veces pasa desapercibida: ¿qué hacemos, exactamente, cuando leemos en psicoanálisis? Sabemos que leer un sueño no es simplemente interpretarlo. Tampoco se trata de “comprender” su sentido. La experiencia analítica implica otra relación con el lenguaje, con el escrito y con el saber. Este libro se ocupa de esa dimensión precisa: de una clínica psicoanalítica del escrito.


Allouch parte de una observación tan simple como profunda: en el discurso analítico todo lo que cuenta, cuenta como escrito. Es decir, lo que se dice, lo que se escucha, lo que se transfiere, no está por fuera del lenguaje ni de su materialidad. El análisis trabaja con palabras, pero también con la letra, con los equívocos, con lo que no se borra. Y para pensar esa operación —la de leer—, Allouch propone tres movimientos que dan forma al título del libro: transcribir, traducir, transliterar. No son sinónimos. Cada uno define una modalidad distinta de relación con el texto.


Transcribir es ajustar lo escrito a un sonido: escribir como suena, como quien toma nota de un canto o de una frase dicha. Traducir implica ajustar el texto al sentido, operar su pasaje a otro idioma, a otro modo de entender. Pero transliterar —la operación más extraña de las tres— es escribir ajustando lo escrito a otra forma de escritura, sin pasar ni por el sonido ni por el sentido, sino por la letra misma. Transliterar es, por ejemplo, pasar del alfabeto árabe al latino sin traducir. Escribir letra por letra, sin garantizar sentido. En esa operación, Allouch encuentra el modo más radical de leer en psicoanálisis.


¿Por qué ese rodeo? Porque en la experiencia analítica, como en la lectura de los jeroglíficos antes de Champollion, no se trata de revelar un mensaje oculto sino de saber orientarse en un texto que resiste la comprensión inmediata. Por eso Freud —como recuerda Allouch— hablaba del análisis como un trabajo de desciframiento. Y Lacan no dejó de insistir en la letra, no como soporte del significado sino como forma de inscripción: “lo que no cesa de no escribirse” o “lo que cesa de escribirse”.


El libro comienza con un gesto importante: recuperar los primeros pasos de Freud como “coquero” (usuario e investigador de la cocaína) y mostrar cómo esa experiencia, lejos de ser un desvío biográfico, marca un punto crucial en su separación de la medicina tradicional. Freud deja de pensar los síntomas como efectos de una lesión, y empieza a tratarlos como formaciones que pueden leerse. Ese pasaje —del médico al lector— será también el comienzo de una clínica del escrito.


Allouch revisa escenas fundantes: el encuentro de Freud con Charcot, el lugar de la histeria, el problema del trauma y la transferencia. En cada caso, muestra cómo el psicoanálisis se diferencia de la psicología, incluso de aquella que se considera científica. Mientras la psicología busca estabilizar significados, el psicoanálisis se enfrenta a un saber no sabido, y hace lugar a lo que se escapa del sentido. El síntoma no se explica, se lee. No todo se traduce. A veces solo puede transcribirse. Y en algunos momentos, lo que se impone es una lectura letra por letra.


Por eso el título no es una figura decorativa ni una consigna. Es una orientación precisa. Allouch no defiende una hermenéutica psicoanalítica, ni un modelo comunicacional. La clínica que propone se aleja tanto de las psicologías del sentido como de las lecturas paranoicas que creen descifrarlo todo. El psicoanálisis —sostiene— se sostiene de una lectura sin garantía, que se deja llevar por el escrito, que acepta ser guiada por la letra. Una lectura que no busca dominar el texto sino que se deja afectar por él.


En este sentido, Letra por letra no es solo un libro sobre lectura. Es también un modo de pensar la práctica clínica desde otra lógica. Su intervención es doctrinaria, pero también ética. Porque plantea, con rigor y sin retórica, que en la clínica no se trata de corregir ni de explicar, sino de hacer lugar a lo que insiste, a lo que no se borra, a lo que se escribe incluso sin saberlo.


Allouch dirige su reflexión a psicoanalistas, psicólogos y lectores interesados en lo que diferencia al psicoanálisis de otras prácticas discursivas. Pero también deja abierta la posibilidad de que el lector se interrogue sobre su propio modo de leer: si lee para entender, para repetir, para apropiarse… o si se deja arrastrar —aunque más no sea por un momento— por la letra.


En nuestro artículo La terapia: una forma de escritura retomamos esta pregunta desde la experiencia misma del dispositivo clínico. Allí también, escribir, hablar y leer no son acciones separadas, sino operaciones que se entrecruzan. Lo que se escribe no es necesariamente lo que se dice, pero algo se deja leer, incluso cuando no se nombra. Allouch nos ayuda a precisar esa lógica, y a sostenerla como orientación en el trabajo con la palabra en la terapia online.


Para quienes buscan abrir un espacio de trabajo con un psicólogo online en Argentina, este tipo de clínica —que se apoya en la lectura más que en el sentido— ofrece otra orientación.




Reseña del libro por Psicólogos Online Argentina






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